Donald Trump: Combatir fuego con fuego.
En fechas recientes la victoria del candidato republicano Donald Trump, ha generado múltiples reacciones tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, pero en particular en México. Como mexicanos salta a nuestra vista el hecho de que un personaje como Trump haya ganado las elecciones presidenciales del país vecino, pues dicho personaje prometió diversas políticas nacionalistas, misóginas y racistas, cuya finalidad es principalmente romper cualquier tipo de trato que se tenga con México, cerrar las fronteras a México y todo lo que pueda hacer para atentar contra las libertades de las que gozan los mexicanos que radican en Estados Unidos. Durante meses intensos de campaña, el cinismo de Trump hizo creer a los mejores “analistas” que un sujeto con semejantes ideales y tan políticamente incorrecto como él, no podría llegar al poder… no obstante, y ante la evidente decadencia de la sociedad estadounidense, ¿qué nos queda hacer como mexicanos?. Inicia un problema mayor al querer responder dicha pregunta, pues se hace de manera errónea y sumamente irresponsable: se quiere combatir fuego contra fuego.
A partir del triunfo de Trump han surgido diversos mensajes en redes sociales bajo las consignas de “no compres en tiendas de empresas trasnacionales, compra en tiendas de empresas mexicanas, compra en la tiendita del vecino, a la vecina que vende por catálogo, etc”. El problema de este tipo de ideas –que si bien, no dudo tengan buenas intenciones, son muy pobres en su análisis y por ende sumamente equivocadas e irresponsables-, es que pretenden combatir el nacionalismo retrógrada de Trump con más nacionalismo; me explico: Comprar en Chedraui en lugar de Walmart no hará ninguna diferencia para la economía del país, pues en dado caso sólo los dueños de Chedraui verán incrementadas sus utilidades ¿o a poco creen que le van a pagar más a sus explotados trabajadores? La realidad es que los grandes burgueses mexicanos no son mejores que los burgueses gringos y hasta me atrevo a decir que son peores, pues los capitalistas estadounidenses vienen a explotar a gente que no es de su país, pero los capitalistas mexicanos gustan de explotar a sus propios compatriotas. Haya mil tiendas Walmart o mil de Chedraui, los explotados siguen siendo explotados y punto. Ahora, que mejor comprarle a la tiendita del vecino o a la que vende por catálogo para “apoyar su economía”, una vez más una absurdez para querer “boicotear” la economía estadounidense, porque estamos tan inmersos en un mundo globalizado que si vamos a la tiendita del vecino seguramente le ayudaremos a su economía, pero en el proceso estamos comprando un producto que posiblemente está hecho con materias primas importadas, quizás fabricado en México y cuyas ganancias van a parar a los bolsillos de algún capitalista gringo; por ejemplo una Coca Cola o unas papas Sabritas. Lo mismo con la señora que vende por catálogo y demás, ya que el mundo está tan globalizado que simplemente no podemos decir de un día para otro que vamos a comprar sólo en tienditas locales o a capitalistas mexicanos y que con eso vamos a darle en la torre a la economía gringa y muchísimo menos a mejorar la nuestra. La globalización es una característica tan arraigada al mundo actual que ni Trump puede simplemente ignorarla de un día para otro, las cosas no son tan fáciles.
Ahora bien, ya hablamos de la falacia que es querer “apoyar” la economía local para “boiotear” la economía gringa, pero aquí viene implícito algo muy grave y es el pensamiento nacionalista que nos regresa aproximadamente 80 años en el tiempo, porque el hecho de no querer comprar algo bajo el argumento de que es de origen estadounidense y sólo comprar algo hecho en México por estar -valga la redundancia- hecho en México, nos da un mensaje de querer combatir las políticas de Trump exactamente con lo mismo y nos recuerda a discursos de la Alemania nazi y la supremacía de unos por el simple hecho de ser de una nacionalidad. Lo más peligroso del nacionalismo es que éste desembocó en la Segunda Guerra Mundial, y que en lugar de combatir de una manera eficiente a Hitler, hubieron pérdidas humanas por millones y todo por la absurda idea de que uno es mejor que otro por ser de tal o cual país. Lo preocupante de las ideas nacionalistas de Trump no es que quiera expulsar latinos o construir un muro, lo preocupante es que otros países comiencen a tomar las mismas ideas nacionalistas y el mundo se polarice una vez más, poniendo en riesgo inminente las vidas de millones de civiles que están a expensas de la falta de criterio político de sus líderes.
Entonces volvemos al inicio: ¿Qué nos queda por hacer? Es una oportunidad histórica para las izquierdas del mundo de hacer un frente común que pueda aprovechar lo que vaya a pasar, si es que las grandes potencias supercapitalistas y sus aliados (como E.U. con la unión Europea, Rusia junto a Corea del Norte y China) se terminan yendo a la guerra y causando un catastrófico sufrimiento masivo; es la oportunidad de todos aquellos filósofos, analistas, políticos y colectivos de izquierda de unificarse y hacer ver al mundo que dentro de este sistema no hay manera de vivir dignamente con garantías, pero sobretodo, de ofrecer una alternativa para que todos puedan elegir algo diferente a lo que actualmente hay, una propuesta anticapitalista moderna que se base en el socialismo marxista pero que responda a las necesidades y contexto de las sociedades actuales. Se abre una brecha que los anticapitalistas tanto habían esperado, y si son congruentes con sus ideales, es responsabilidad de ellos hacer de este momento de la historia un catalizador para el cambio a un nuevo orden mundial, y dejar de ser los mismos criticones de siempre que, con dogmas arcaicos de hace más de un siglo, no logran ni ser escuchados, de cambiar el sistema político ya ni hablemos. Mientras que a nosotros como civiles nos queda realizar más que nunca actos humanitarios, de ayudar en la medida de lo posible a los demás sin importar su nacionalidad, de convivir en armonía con personas de otros países, no inculcarle a nuestros hijos el odio xenófobo y racista, porque la actitud de la sociedad ante políticas de odio racial pueden hacer una gran diferencia: Si mañana es ilegal ser mexicano en E.U. (así como alguna vez fue ilegal ser negro o judío), habrá una gran diferencia si los estadounidenses protegen a ese mexicano a que si llaman a la policía para que se lo lleve.
Es imperativo entender que el fuego no se combate con fuego, el fuego se combate con agua. Ponerle más fuego a un incendio sólo nos va a terminar por calcinar a todos.
¡Make human great again!